
Ahora
mismo estáis empezando el último extracto de Marina, un libro que hemos estado
analizando durante un tiempo y hoy llegamos a su final. Intentar resumir toda la
acción de las últimas páginas en menos de 1000 palabras es complicado, pero lo
vamos a intentar. ¿Por dónde nos habíamos quedado el otro día?
Víctor
Florián era un hombre peculiar. Aceptó el caso de Kolvenik en 1945 por codicia,
ambición. Al quemarse la torre de la pareja, todas las pruebas se perdieron.
Pasó el tiempo y fueron muriendo los exdirectores de la Velo-Granell (por
causas naturales. Obviamente). Florián siguió investigando a Kolvenik hasta que
descubrió que las donaciones a los hospitales eran para comprar muertos.
Aconsejó a los chicos dejar el tema, pero el tema los estaba persiguiendo.
Esa
noche, la tos de Marina despertó a Óscar. Tenía fiebre y sangraba, pero ella
decía que estaba bien. Todo estaba sucediendo demasiado rápido. Óscar se fue a
vagabundear por la ciudad hasta que llegó al cementerio de Sarriá, donde se
tuvo que esconder de un carruaje que acababa de llegar. El cochero se acercó a
la tumba sin nombre y al darse cuenta de la presencia del chico lo empezó a
perseguir. El chico se pudo esconder en el carruaje y al salir se encontró
dentro del Gran Teatro Real. Allí vivía un tal Luis Claret.
Claret
era una de las dos únicas personas que vieron a Kolvenik los últimos días de su
vida. Este salió en dirección a la casa de Shelley con la intención de matarlo
por traición –no tenía un frasco que en este momento no sabemos para qué
sirve-. El doctor le dio unas balas y unos momentos más tarde Claret se
internaba en las alcantarillas. Óscar avisó al policía y vio a la hija del
doctor entrar en la alcantarilla con un frasco. Algo no iba bien.
Allí
encontraron el taller donde se creaban los monstruos. Florián murió y Óscar
despertó en casa de Marina, a salvo. Claret lo había salvado de una muerte casi
segura. Mientras, Marina había averiguado que la mariposa negra de Mijail se
llamaba Teufel, una criatura que resucitaba matando a sus crías. Más tarde
fueron a hablar con Claret, que los llevó hasta la dama de negro; ¿la mujer de
Kolvenik? ¿no estaba muerta? Se ve que no. El circo había sido su hogar; actuar
y ensayar era su vida hasta que conoció a Mijail. Ese momento que te saca una
sonrisa durante toda la vida para Eva fue el primer día que se conocieron.
Kolvenik la rodeó de lujo y misterios, hasta que descubrió el infierno que
guardaba en la Velo-Granell. Se casaron y con el ácido empezó el horror. A
Mijail se le había muerto la familia, hasta su padre en acogida. Cuando murió,
intentó reconstruirle el corazón y lo encerraron por loco. Del manicomio escapó
haciéndose el muerto –siempre fue muy listo- Eva decidió tener una hija y se la
dio al doctor Shelley para que la criara.
El
último día de 1948, los extutores de Eva incendiaron la casa; Eva saltó con
Claret y Mijail escapó de la torre donde estaba encerrado como un espectro.
Huyó y estuvo desaparecido bastante tiempo. Averiguaron que su intención era
morir para poder resucitar con la ayuda de la esencia de las mariposas no como
persona sino como bestia. Un año más tarde, con la muerte de los exdirectores
de la Velo-Granell descubrieron que Mijail había vuelto. La única manera de
matarlo era con balas de mercurio. Hacía 30 años murió por primera vez, ahora
volvía a por ellos en busca del último frasco de esencia.
En
el teatro se dieron varias persecuciones entre el fuego provocado por los
monstruos hasta que Óscar le dio el frasco a Mijail para salvar a Marina; Eva
disparó a su marido y los dos murieron bajo el manto de fuego.
Pasados
unos días, Óscar se fue de casa de los Blau por sentir que estorbaba;
necesitaba ver a Marina, estar con ella… ¿Y si lo que había sucedido era solo
un sueño? “Solo recordamos aquello que nunca sucedió”. Cuando tuvo el valor de
colarse por tercera vez en el caserón, se encontró con la noticia que la
enfermedad que se llevó a Kirsten, se llevaba a Marina. Las visitas al médico
por Germán habían sido una farsa. Fueron al hospital cada día y Germán se
convirtió en su mejor amigo. Poco a poco el tratamiento hizo efecto, Marina
ganó peso y ellos optimismo. Pero la peor noticia iba a llegar pronto, cuando
la encerraron en la UVI por una recaída. Óscar buscó ayuda desesperadamente en
casa del doctor Shelley, el cual le respondió que “el territorio de los seres
humanos es la vida; la muerte no nos pertenece”. Cuando los doctores no
pudieron hacer más, se la llevaron a casa, donde abrazados, Marina besó a
nuestro chico y le dijo que lo quería. Que lo querría siempre.
Marina
murió y Germán y Óscar se la llevaron a la playa, donde esparcieron sus
cenizas. En la estación de Francia se despidieron los dos, y Óscar se despidió
del mundo por el espacio de siete días. Cuando la policía lo encontró, le
preguntaron todo lo sucedido; nunca explicó la verdad. “Todos tenemos un
secreto encerrado bajo llave en el ático del alma. Este es el mío” dice Óscar
en el prólogo. Y así, 15 años más tarde, en la más bella historia de amor, él
terminaría el relato que ella había empezado en el hospital. El relato de
Marina.
Para
terminar este artículo vamos a dejar, como cada semana, la canción que nos
pueda recordar al trozo que acabamos de leer. Hoy nos decantamos por una de
Dani Martín en solitario. Cuando leí Marina por primera vez, esta canción me
marcó un montón y por esta razón, creo que es perfecta para la entrada de hoy.
Además, resume lo que es la vida; “da todo de golpe y luego te lo quita”.
Y
ya tenemos 1000 palabras.
¡Gracias
a todos! Espero que os haya gustado y no haberos aburrido. Os leo en
comentarios y en las redes.
Le
Lec.