Al principio
predominó el silencio; un silencio evidente por parte de los muertos, pero más
tenso por parte de los chicos. Un silencio que se mantuvo hasta la llegada de una
dama de capa negra que depositó una rosa sobre una tumba sin nombre marcada con
una especie de mariposa. Al marcharse la desconocida, empezaron a seguirla hasta
acabar entrando en lo que parecía una especie de invernadero invadido por las
malas hierbas. ¡Qué casualidad que la puerta tuviera la misma mariposa que
encontraron en la tumba!
Cuando abrieron la
puerta, se abrió paso un aroma fantasmal característico de esos lugares que han
estado encerrados muchos años, como la habitación de un adolescente en su plena
pubertad… que por muy fantasmal que sea, puede llegar a ser un asqueroso hedor.
Empezaron a caer cuerpos inertes disfrazados, como si fueran los Village People
sin sus bailes, sin su Y.M.C.A; aparecieron brazos, piernas y una sensación
horrible de que iban a morir.
Volviendo a la
mansión, Óscar volvió a escuchar esa voz que lo encandiló la primera vez que entró en esa casa. Volvía a
ser ópera, pero esta vez descubrió quién era esa soprano. La madre de Marina. Era, porque había muerto hace tiempo; ¡por esta razón Germán
y su hija tenían esa relación!. Ese era el motivo de su excesivo cariño. Una muerte
marca, marca mucho, y cuando ocurre, la mejor suerte es tener a la familia allí
al lado. Al final, aunque la cita no fue la mejor, Óscar habría repetido ese
día mil veces más.
Al día siguiente se
coló por segunda vez en esa casa, pero esta vez esperó a que llegaran los
dueños. Marina parecía enfadada, aunque se fue calmando con el tiempo. Mientras esperaba, los
cuadros del salón despertaron un interés especial en Óscar, que no tardó en
preguntarle a Marina sobre su origen; parecían fotografías del alma, como si el
pintor conociese mucho a la modelo. Esos, fueron los últimos cuadros que pintó
Germán de su mujer; estas, mis últimas palabras por hoy.
Os dejo en nuestra playlist la canción
con la que relacionamos la música con el artículo de hoy. Sí, mi chiamamo Mimì, aria de la conocidísima La bohème, como homenaje a la madre de Marina y a la ópera. Seguid
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leo en los comentarios.
Le Lec.