Tac.
Blancas mueven. Peón a d4. Tac. Responde peón negro, colocándose en d5. Tac.
Peón a c4. Así empieza el Gambito de dama. Así empezó Elizabeth Harmon, nuestra
jugadora de ajedrez favorita. La huérfana que maravilló a todo el mundo en los
años 60 y también, la niña que se ha ganado todos nuestros corazones este mes
de noviembre en Netflix.
Alfil
blanco a e5. Tac. Todo empezó un día que mi novia dijo; “hay una serie que está
muy guay que va sobre ajedrez”. ¿Ajedrez? ¿De verdad? Eran dos cosas que no me
cuadraban juntas. ¿Diversión y ajedrez? Podía ser cierto, pero se tenía que
comprobar. Contesta el peón negro a c4. Tac. Para los dos, la cuarentena
también dio para esto, para aprender a jugar. Ella con su padre y yo con mi
hermano. Calidades distintas que nos permitieron jugar alguna partida en su
casa. Con victoria de un servidor. Nadie lo dudaba tampoco. (Cristina, sabes
que te quiero…).
Caballo
blanco a f2. Tac. Beth, o Elizabeth para los rivales, era una chica americana
que había vivido su infancia en un orfanato. ¿El motivo? No es muy difícil de
adivinar, pero tampoco os lo voy a contar todo. Responde alfil negro a f6,
ampliando la zona de ataque. Tac. Era pelirroja y con flequillo. No muy
agraciada la pobre, aunque con ese vestido, ni Kendall Jenner marcaría
tendencia. Caballo blanco se come a peón 3. Tac. Durante sus años en el
orfanato, descubre la práctica de un deporte, un tanto diferente. Un deporte
poco seguido, en el que por muy sudador que seas, como yo, ni una gota te
llegaría a caer. El ajedrez es un deporte complicado, laborioso, táctico. Y
ella empieza a ganar. Y ganar. Y seguir ganando. Pero esconde un secreto, un
secreto que se encuentra en el interior de unas pastillas.
Torre
negra avanza 5 casillas. Tac. Harmon, que así se apellidaba la chica,
representa perfectamente el paradigma del genio y la locura, y la fina línea
que hay entre esas dos palabras. Si lo pensamos, muchos genios fueron así:
Einstein con sus teorías, Newton con las manzanas, Steve Jobs y su innovación
tecnológica nunca vista, Beethoven con sus sinfonías siendo sordo, Marie Curie
y sus avances científicos, o Zidane, que, con sus alineaciones, a los
madridistas nos tiene en vilo. En cada uno de ellos siempre reina la locura por encima de la razón, y tal vez por eso son tan buenos en lo suyo.
Peón
4 negro avanza una casilla más. Tac. No solo se descubren nuevas jugadas de
ajedrez, que evidentemente, ya sé que al que no juegue no le importan una
m*****, sino que descubres una época distinta. Una época en la que se
diferencian más las clases entre las personas; una época en la que predomina el
machismo; la loca y seria Rusia sigue siendo igual o más fría que nunca
-Napoleón y Hitler, bien lo saben-; una época en la que se siguen escuchando discos de vinilo -no como ahora, que sólo escucho yo y alguna persona más- y en la que también destacan los
coches bonitos y los apartamentos diseñados por Frank Lloyd Wright y sus
seguidores. ¡Qué estilo más espectacular! Tienen un aire tan vintage,
que te entra por los ojos justo al verlo.
Reina
blanca a d3. Jaque. Tac. Plan de domingo por la tarde. Con lluvia. No sabes qué
hacer y las posibilidades en Netflix son infinitas. O casi infinitas, ya que la
película que quieres ver no está. Ni en Netflix, ni en otra plataforma. Caballo
negro se come a peón 4 -como pretendíamos-. No os he podido contar mucho, pero
creo que es necesario ver la serie. Descubrir el personaje que muchos
conocíamos por Peaky Blinders, pero que hemos perdonado y admirado por ser nuestra
jugadora. Sufriendo hasta el último momento. En eso se parece más al Atlético
de Madrid. 7 capítulos. Una partida intensa, emocionante, sensible. Una partida
que lo tiene todo. Avanzamos, un artículo más, hacia la reina negra. Jaque
mate. Os espero en el próximo artículo. Cristina, a ti te espero en la próxima
partida. Quiero que me ganes.
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