Queridos lelectores – parece que soy tartamudo, pero es aposta-, os doy la bienvenida a esta entrada, la que era la última de este 2021. Sé que vamos un poquito atrasados, pero por motivos logísticos, un servidor no lo ha podido subir antes. El 2021 ha sido un año que ha dejado un poquito mejor sabor de boca que el anterior, aciago para muchos de nosotros. Como el año pasado, y algo que se repite dos años se convierte en tradición, vamos a repasar este año para ver la gran cantidad de cosas que han pasado. Que no han sido pocas.
Todo empezó en casa este año, ni Londres ni mierdas. En casa como siempre. Pero también en casa como nunca. La diferencia a otras veces fue el haberlo de celebrar solos, brindando los 4, sin poder celebrarlo más allá de la 1 de la mañana, hora en la que el toque de queda (esa palabra que ya nos queda tan lejana, pero a la vez repetida estos días en las noticias) entraba en vigor. Era un brindis solitario por un año mucho mejor que el que terminábamos: un año en el que hubiera más salud, amigos, viajes y todo a lo que estábamos acostumbrados en nuestra antigua normalidad.
Y entonces la normalidad dijo: “pa qué me invitan si saben como me pongo”. Y de repente en 10 días de enero se había asaltado el Capitolio, uno de los lugares más seguros del mundo después de Hogwarts, y la borrasca Filomena atacó a media España, dejando pistas de nieve por las calles de Madrid como postal más impactante y sorprendente. En febrero, después de una ola muy grande de Covid, las restricciones fueron aflojando y pude ver a Cris 4 meses después de la última vez (¡cuánta mierda hemos aguantado!).
Fueron momentos donde viajamos a mi ciudad querida, volví a Granada y a sus cervecitas con tapa tras un tiempo separados y la primavera fue apareciendo día a día. Tristemente, tuvimos que posponer la Semana Santa y rezar para que este año pueda haber (que ya veremos), y poco a poco la vacunación fue empezando a aumentar. Al principio iba al ralentí, pero una vez cogió velocidad, al llegar verano nos convertimos en uno de los países con una tasa de vacunación más alta, demostrando que los españoles podemos unirnos en las cosas importantes (aunque sea para ir más tranquilos al bar). Pero lo conseguimos.
Llegó verano y con ello todas las competiciones de deportes atrasadas del 2020. Ya lo dije en una entrada: el que quería podía estar las 24 horas conectado a la televisión. Mi hermano y yo, porque teníamos que dormir, porque sino lo habríamos hecho. Un año más volvió Fuengirola, esta vez con un apartamento que ni en los mejores sueños habríamos imaginado, sus playas, su “pescaíto” frito, su costa y nuestra felicidad. El verano terminó, eso sí, conmigo en Menorca y contigo en Paris, una distancia bastante considerable si no estuviéramos ya acostumbrados a estas cosas.
Y empecé el curso con novedades. Nuevo horario en el trabajo y una de las cosas de las que más orgulloso estoy de haber cambiado: me apunté a baloncesto y ahora mismo, escribiendo esto, llevo 4 meses entrenando. Sigo siendo una castaña de jugador, pero al que ya se le ven algunas cositas. Digo cositas porque aún estoy en un 34% de tiro, sino podría decir cosotas. No es el caso. Uno de los objetivos para este 2022 es llegar a jugar bien, como uno más. El tiempo dirá, y el entrenador también.
Termina un año lleno de nuevas oportunidades, nuevas ilusiones, y nuevas amistades. Porque el baloncesto no solo me ha dado oxígeno, sino que me ha dado un grupo de amigos al que quiero un montón y que se han convertido en la segunda familia que uno elige. Termina un año con mi familia al completo, que eso ya es mucho, con mis padres siempre a mi lado, con mi hermano disfrutando de este 2º de bachillerato que está sacando y conmigo intentando mejorar como persona, día a día, y como escritor, entrada a entrada. Con ellos sé que todo esto va a ser posible.
Solo deseo que el 2022 nos traiga más salud, más alegrías, más abrazos de la gente a la que queremos, más victorias, más cervecitas en el bar del pabellón, más facturas a entrar en el trabajo, más paseos, más fiestas, más cenas improvisadas, más domingos de peli en el sofá, más viajes y más felicidad. Como decía Aristóteles, si a final de 2022 no cambiaríamos nada del año vivido, es que hemos sido felices. Espero llegar a final de año y no arrepentirme de nada, por haber vivido todo lo que tenía que vivir, sin peros, sin excusas… porque la vida es esto: vivirla y seguir para adelante, que es muy corta y nunca sabes cuando se te va a cortar el grifo. Quedan 24 segundos de posesión de este año 2021. Tenemos bola para ganar el partido. Vamos a jugar unos cuernos arriba, y que el pívot haga el roll para abrir luego a la esquina. Con suerte, tendremos triple liberados y el tirador no va a fallar. Nadie dijo que iba a ser fácil, pero juntos lo sacaremos adelante.
Esto es todo amigos, un año más. Llevamos ya más de un año con la tontería, y espero que no se acabe hasta dentro de mucho tiempo, si eso. Nos vemos el próximo año, en uno aún un poquito mejor. Brindemos por seguir juntándonos, por seguir jugando, besándonos, abrazándonos, saliendo de fiesta, haciendo el amor o leyendo este, nuestro blog.
P.D. Cris, prepara el cava en tu casa y el tartar falso, que vuelvo otra vez. Me he quedado con ganas de más.
Chin chin.
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