En ese momento no era posible volver a Madrid y mi vida se dio la vuelta completamente. Dejaba una residencia, una carrera, unos amigos y muchas experiencias para volver a mi casa, con mis padres y una pandemia de por medio. El cambio de carrera era necesario, y buscar un trabajo, prioritario. Allí apareció Icono, la empresa que me lo ha dado todo durante estos dos años y con la que he aprendido todo lo que sé ahora de trabajar. Me ha enseñado a ir de p*** culo y seguir al 100%; de tener problemas y tener que solucionarlos al momento; de tener las cosas listas para ayer y de ir siempre un paso por delante de lo que la gente espera. Ha habido momentos mejores, y algún momento no tan bueno, pero así es la vida. Y esta era la vida que me tocaba vivir.
No tenía que pagar piso, y la mayoría de mis amigos estaban estudiando fuera. Entonces, ya os lo digo yo, el primer año me cerré en mi mismo. Error fatal. Salir, salí poco o nada, y para lo único que salía era para ir a trabajar. Un gran plan, evidentemente. El segundo año surgió la posibilidad de entrenar con el Alcazar, club donde jugué varios años de pequeño. Ahí empecé ya a ser otra persona. Hacer ejercicio siempre ayuda, liberas no sé qué de dopamina o alguna de estas otras que termina con nina, fina… que dicen que ayuda al estrés y ansiedad. Y tanto que ayuda porque seguramente es el mejor cambio que he tenido desde la pandemia. Aunque si tengo que escoger, me quedo con poder hacer cosas con gente. El hombre es un animal social. Nunca me cansaré de repetirlo. Y allí conocí a un grupo de gente que me acogió de la mejor manera posible. Borrachos pero buenos muchachos. Ese es nuestro nombre de grupo, y creo que no los puede reflejar mejor, aunque ese “borrachos” ahora haya pasado a con pareja y trabajando, pero buenos muchachos. Os adoro, y me habéis dado la vida. La vida cambia, y sois el perfecto ejemplo de que a veces, es para mejor. Todo lo bueno que os pase, será alegría mía, y eso es lo mejor que podemos tener.
Estos dos años me dieron también mucha lectura. Muchos libros que han pasado por mis manos, y algunos que me he leído en menos de 24 horas. A ese punto llegó mi locura por la lectura. Sigo leyendo, mucho. El gran cambio fue cuando antes de dormir pasé de ver una serie a leer, y mis ojos agradecieron el no tener que ver una pantalla una hora más de su día. Ahora me toca decidir qué libros me quiero llevar a Madrid, y no está siendo una tarea nada fácil. Ellos tampoco ayudan. Sé que cuando llegue, Patri me llevará a una tienda de estas de segunda mano, y caerán 3 o 4 más, o sea que tampoco me preocupo.
Dejo para el final, las personas más importantes para mi: Cristina y mi familia. Familia todos, al fin y al cabo. Estos dos años me han dado 730 días con mis padres y mi hermano. Y qué 730 días más bonitos. Con todos sus segundos. Ha habido momentos que han sido más duros, pero han sido tan pocos que no merece ni la pena tenerlos en cuenta. Me habéis dado un amor, como siempre, y nos habéis cuidado como si siguiéramos teniendo esos 4 años que a mamá le gustaría que tuviéramos. El teletrabajo ayudará a venir más de lo que os pensáis. Y yo agradeceré siempre tener esa cama y la comida a punto. Roger, tú prepara el Fifa, que en nada vuelvo a estar allí y hay un equipo que subir a 2ª división.
Cristina, ahora me dirijo a ti. 3 años de relación que se han basado en mucho Facetime, fines de semana que hemos aprovechado para vernos, y veranos que se han hecho felizmente eternos con la playa y el sol como acompañantes. Por fin podemos decir que vamos a vivir como una pareja normal. Por muy poco normales que seamos tú y yo. ¿Quién iba a decir que una jiennense y un menorquín iban a durar teniendo los 3 primeros años a distancia? Nadie. Menos tú y yo. Pasará lo que tenga que pasar en el futuro, pero al menos habremos tenido la oportunidad de seguir esto en la misma ciudad, y ya te digo, que si hemos pasado todo lo que hemos pasado, esto tiene que ser pan comido.
Cierro así un resumen de estos dos años que tienen 1000 veces más luces que sombras. Empieza una nueva vida, que va a ser igual o más bonita que la que he tenido hasta ahora. Solo tengo que acostumbrarme a la idea de que no vuelvo en junio a final de curso, sino que empieza una nueva vida en Madrid. Os mantendré informados -cuando tenga escritorio en mi piso-. Muchas gracias por seguir aquí leyendo esta entrada. Solo tengo que acostumbrarme a la idea de que no vuelvo en junio a final de curso, sino que empieza una nueva vida en Madrid. Solo tengo que acostumbrarme a la idea… Ay, qué raro va a ser. Y encima con La gent que estimo sonando en Spotify. Me cago en… ¡así no se puede!