18 de agosto de 2022

Manifiesto por la lectura.

Manifiesto por la lectura podría haber sido titulado como oda a la lectura, y todos estaríamos de acuerdo. Sin un pero que valga. Un libro extremadamente corto, con una de las ediciones más bonitas que últimamente recuerdo, solo al alcance de un clásico como Odisea o la novela ilustrada Federico. Su llegada a mis manos fue de lo más imprevista y totalmente sin querer. Es lo que tiene vagar por una librería sin un título en mente. Llegó a mis manos y de ahí ya no se fue. Era de obligada compra. Una vez en casa, la lectura de este mini ensayo, disertación, relato, o como queramos llamarlo, no ha durado más de 30 minutos. 30 minutos de auténtica pasión hacia la lectura, donde podemos corroborar ese dicho de que a veces las cosas más inútiles son las más útiles, como nos recuerda nuccio ordine en otro manifiesto bastante anterior. No hace falta que una actividad nos aporte millones de euros al año en nuestra cuenta bancaria para que nos sea útil; a veces solo necesitamos que esa actividad nos transforme. Como personas, como sociedad. Como un yo mismo. A veces solo necesitamos una novela que no nos cuente nada para que nos lo cuente todo. Nuestro momento vital influye, y mucho. Las palabras limpias de cualquier prejuicio que nos presenta la autora entran en nuestra mente haciéndonos ver que la lectura no servirá para nada, pero nos hace más empáticos, mejores personas. ¿y quién no quiere ser mejor? Todos aspiramos a esa platónica felicidad que hemos intentado encontrar durante muchos siglos. Tal vez podemos encontrar en las palabras de una novela de Ken Follet, de Homero o de Elísabet Benavent esa felicidad ansiada por cualquiera. La lectura es esa pasión que nos une a todos y nos diferencia en cada género. O simplemente en una página. La lectura es esa pasión que siempre perdurará en el espacio y tiempo, pasen los años que pasen, y también a pesar de los cambios sociales, guerras, virus y cualquier situación que nos afecte de manera externa. Una de las claves de la sociedad que conocemos hoy en día es la lectura de los clásicos, las leyes y las historias que escribieron hace años miles de personas que solo sabemos de ellas por sus palabras. Gracias a esas primeras historias que se contaban en las cuevas por existir. Gracias a Irene Vallejo por recordarnos de dónde venimos y adónde queremos llegar. La lectura es, sin duda, una de nuestras posibilidades, y tenemos que explotarla de la mejor manera para que llegue a la mayoría de gente posible. Sigamos leyendo, y seguiremos viviendo con esa felicidad como aspiración final. 

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