29 de mayo de 2021

En Palma, como en casa

Después de varias entradas más políticas y con un cierto aire a opinión que de costumbre, hoy vuelvo a una serie que os gustó mucho al principio de este blog. Los vlogs. (De verdad que no puedo parecer más un youtuber eh). Aprovechando que estoy leyendo un libro titulado El camino del artista, me fijé en una cosa muy interesante que decía la autora: la creatividad es algo que tenemos por naturaleza, como la razón (esto lo dijo Platón hace más de 2000 años, o sea que no es nada nuevo), y una de las tareas que propone para desbloquear esta creatividad inherente a nosotros es escribir un poco cada día. Propone unas 3 páginas cada mañana, pero mirándolo bien, tampoco estoy tan bloqueado. ¿Bastarán 3 páginas con letra Arial a tamaño 40? Creo que es trampa, pero bueno.

Ya que por la mañana me es imposible (¡me gustaría ver quién es el tonto que se levanta a las 6 para escribir 1 página siquiera!), lo hago ahora por la noche que es cuando más inspirado estoy. Los aromas de la noche me han ayudado siempre, y no penséis mal, que no necesito ninguna ayuda de ningún John Walker o Bacardi. Me pongo delante del teclado y todo fluye, palabra a palabra. Algunas veces más y otras menos, pero la cuestión es escribir. Y hoy no hay otro motivo mejor que contaros mi pasado fin de semana, que después de un año, ¡volví a pisar Palma de Mallorca con mis padres!

Cuando uno es de Menorca, visitar Palma es como irte de excursión con el colegio. Mis amigos de la Península me decían a veces que sus excursiones eran irse a Madrid, o a algún pueblo que estaba a 200km de su escuela. Aquí, como mucho, me llevaban a Ciudadela, y esa era una excursión a la que se iba, como mucho, una vez al año porque se consideraba demasiado “lejos”. Estamos hablando de 40km. Eso se lo hace cada día un vasco andando para ir del trabajo a casa. Ir y volver.

Culpa de toda la mierda del virus, no nos habíamos movido juntos en todo un año. Me ayudaron a recoger las cosas de Madrid en verano y se encerraron en Menorca durante estos largos meses. Menorca puede ser muy bonita, pero a veces, sobre todo en invierno, puede parecerse más a una isla en cuarentena que en la que vivía Robinson Crusoe. La tranquilidad y el paraíso compensan la monotonía y el poco ocio abierto, algo que se ha acentuado en este principio de 2021. Eso sí, parece que poco a poco vamos abriendo las puertas al verano, o a los turistas, aunque a los de aquí nos hayan jodido todo el año.

Entrar en el avión con compañía era algo que no tenía desde verano pasado, y se echaba de menos. El comandante nos saludó a todos con una charla que no habíamos escuchado nunca. En 5 minutos hizo referencia a una canción de Hombres G, pidió a una chica que no se casara con su prometido y le dijo a un equipo de vóley que como ganaran contra el Sóller, iba a hacer que el avión cayera al mar. No nos había pasado nunca. Eso sí, espero que la prometida se haya casado. Úrsula, si estás leyendo esto, muchas felicidades y disfruta de toda una vida con tu ahora marido.

Llegamos a Palma y como íbamos sin maletas fuimos directos al Centro Comercial FAN. Allí, entre Primark, Tiger, H&M y Mangos, nos pasamos una mañana entera andando hasta comer en el 100 montaditos. Tradición familiar. No sé por qué, pero las últimas 4 o 5 veces que hemos ido a Palma hemos terminado comiendo ahí. Ese día íbamos solo a ver tiendas, algo que a mucha gente le parecerá raro, pero a nosotros nos parece lo más normal del mundo. Otra suerte de vivir en Menorca. Le puedes preguntar a cualquiera, y todos habrán ido a Palma una vez a comprar. Ya os digo yo que es como una excursión.

Por la tarde nos movimos por el centro, haciendo varias paradas para tomar algo. Antes de tomar un helado en el Passeig d’es Born, la tarjeta había sufrido algunos gastos en tiendas de ropa y estuve a punto de caer en la tentación con una novela de La casa del Libro. Había varias opciones, pero al final no me decidí por ninguna. Hacía tanto calor que mi mente no leyó con atención ninguna de las reseñas. Solo veía portadas, y todas eran buenas.

Las calles del centro eran las mismas, la gente seguía paseando con sus familias y amigos, pero el ambiente no era el mismo. Hacía mucho tiempo que no íbamos, pero muchas cosas habían cerrado, y las que permanecían abiertas, con suerte, tenían algunos clientes. Se ha notado el Covid en las islas, aunque no hayamos sido los más perjudicados, y eso se transmite con el comportamiento de la gente. A Palma le faltaba esa alegría, ese ir y venir de turistas continuo, ese olor a alemán untado con crema de sol… Aún así, valió la pena volver a pasear sus tiendas, porque en la calle estuvimos poco.

Tras un día largo volvimos al aeropuerto. Ahí nos esperaban los queridos controles de Sanidad y de tarjetas de embarque. Se supone que a España puede entrar un inglés sin PCR, pero yo de momento no puedo estar más de 72h fuera de mi isla, porque si lo hago, tengo que hacerme un test en el aeropuerto. Surrealista. Como no hicimos ni un día, nos lo ahorramos. Menos mal, porque en ese momento mis piernas solo querían estar en mi sofá, viendo Eurovisión, con las pastas que habíamos comprado en una panadería. Fue un día completo del que pudimos disfrutar todos juntos otra vez. Tengo que escribir 3 páginas. Tengo que escribir 3 páginas. Tengo que escribir 3 páginas. Ale, ya está. Ya he conseguido mi propósito del curso. Espero que os haya gustado, y recordad, una cosa es Mallorca, y la otra Menorca, que aún veo algún despistadillo por ahí. Un beso (virtual, no os preocupéis).

19 de mayo de 2021

La vida es sueño y los sueños, sueños son.

Todos nos acordaremos de esta frase. Seguramente, una de las frases más célebres y conocidas de la literatura clásica en lengua castellana. La primera vez que la escuché yo tenía 16 años y estaba en primero de bachillerato. Nos habían obligado a leernos el libro y no había oído nunca ese fragmento. El otro día, 4 años después, volví a escucharlo en mi casa. Mi hermano, actualmente en primero de bachillerato, le ha tocado volvérselo a leer. La vida es un ciclo (lo que no sirve yo no lo reciclo… bah, broma fácil). 

        En ese momento, cuando uno era un chico inocente de 16 años y lo más fuerte que le podía pasar era suspender un examen y no tener un grupo de amigos guay, no nos dábamos cuenta. Sin embargo, 4 años más tarde, sin ser un adulto hecho y derecho, hay cosas que ya entendemos de otra forma. Nuestra visión de la vida cambia un poco, y aunque unos sigan anclados en una juventud eterna imposible, otros vamos evolucionando no hacia un nuevo tipo de Pokemon, sino hacia una mejor versión de nosotros mismos. El objetivo ahora mismo ya no es el de hace 4 años. El objetivo ahora mismo cambia, y haber entrado en la década que más nos va a transformar como personas tiene la culpa en gran parte.

¿Qué quieres ser de mayor? ¿Qué quieres estudiar? Esa es una pregunta que nos han repetido mil veces a todos. Abuelos, familia, profesores, conocidos… ¿Alguno se ha planteado lo estúpidamente absurda que es? Y más en tiempos como los de ahora, en los que cada día cambiamos de opinión. Yo no le pregunto a mi abuela qué quiere hacer en los años que le quedan, ni a mis padres, que tienen toda una vida por delante aún. ¿Por qué no se lo preguntamos? Porque ni ellos lo saben. Visto esto, no entiendo entonces la manía de preguntarnos qué queremos ser, cuando ni nosotros mismos sabemos lo que queremos hacer mañana. 

        Desde pequeño he cambiado de gustos unas mil veces. Empecé queriendo ser policía, pero vi que eso de arriesgarse cada día para perseguir gente mala no era lo mío; luego se me pasó por la cabeza ser cocinero, pero al no saber freír un huevo, lo descarté (ahora mismo sé hacer más cosas, eh. No penséis mal); luego pasé por mi época de querer ser decorador de interiores y tener un hotel (esto siempre es culpa de Mamma Mia); también quise en su momento tener un bar (veía a Barnie y a Ted, de Cómo conocí a vuestra madre, fundando su bar Puzzles, y me apetecía tener un bar con el que conocer gente todos los días); pasé por mi época de querer ser músico (aunque vi que económicamente iba a ser complicado) y también por mis etapas de querer trabajar para Apple y ser un ingeniero informático que diseñara productos para la compañía más famosa del mundo; al ver que lo mío no era la programación, me decidí por estudiar Diseño, a ver si así podía tener alguna opción más, y después de dos años de carrera, ahora mismo estoy estudiando Marketing e Investigación de mercados, que no tiene nada que ver con el resto, pero es una carrera en la que me siento realmente cómodo y a gusto.

Después de todo esto, pensaréis que lo tengo todo muy claro. Ojalá. Es verdad que ahora mismo me encuentro en un momento bueno en cuanto a estudios y profesionalmente. Es verdad que hay sueños de los de arriba que aún me gustaría cumplir. Pero si ahora me preguntas lo que me gustaría ser, no te respondería nada de esto. Hay una cosa que con el tiempo me ha ido llenando más y más hasta convertirse en una de mis cosas favoritas; hace tiempo que lo sé, pero hasta ahora no me he dado cuenta. Siempre he dicho que escribir me gustaba, y que poder estar relacionado con una revista o periódico sería mi sueño, pero si pudiera escribir algo mío y que la gente lo leyera, eso sí que sería brutal. Ese aire alternativo y vintage que tienen los escritores siempre me ha gustado, y con Jughead de Riverdale, ese sentimiento se ha acentuado. 

        El otro día estaba José Ramón de la Morena en el Hormiguero (famoso en el mundo radiofónico por su programa El Transistor), y dijo que él, de pequeño, soñaba solo con poder estar al lado de sus referentes periodísticos. 30 años más tarde, él se ha convertido en uno de los referentes. Mi sueño no es el de hacerme famoso con la escritura, pero si por un momento, 50 años más tarde, me encuentro publicando un libro que sea mío, podré decir que este sueño, mi pequeño sueño, se ha cumplido. 

Mi novia me reafirmaba el fin de semana esta teoría de que a veces, no estamos preparados para elegir tan pronto lo que queremos ser. Ella estudia Derecho y Ciencias Políticas. Quiere ser periodista. Ya sea periodista política o no, tiene claro que es ese su sueño. Algo que en su momento no tenía claro y decidió dejarlo a un lado. Yo espero que lo consiga, porque se lo merece. Aunque tenga que costarle la vida, ella va a utilizar todos los recursos para serlo. En una vida ideal, yo escribiría la noticia y ella se la contaría al mundo. En unos años veremos lo que pasa.

4 años más tarde entiendo por fin a Segismundo, el hombre monstruoso que no podía salir de su torre. Tal vez porque llevamos un año encerrados, aunque no sea en una torre, en una vida que no hemos elegido nosotros. El virus. Las restricciones. No esperábamos nada de esto y nos ha llegado por sorpresa. Ahora ya poco podemos hacer. Pero entiendo también su frase, porque lo que dice refleja la vida de todas las personas. Vivir es soñar. Vivir es aprovechar cada día para intentar conseguir tus sueños. Vivir es darlo todo por eso que te llenará la vida. Soñaré ser camarero, astronauta, ingeniero, policía o escritor, pero el mayor bien es pequeño, porque la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

13 de mayo de 2021

La política; por algo es femenina.

Feminismo. Racismo. Medio ambiente. Igualdad económica. Si nos preguntamos qué tienen en común estos temas sería su creciente importancia en la vida de la gente durante los últimos años. Evidentemente, el Covid también estaría, pero hoy el virus no nos importa. Y ahora sin el estado de alarma, menos nos va a importar. (¡Cuidado, que no deja de existir el virus, eh!).

Entre estos temas, si eligiéramos el que esté provocando más movilizaciones, nos decantaríamos casi al 100% por el feminismo. El racismo también ha librado sus batallas estos últimos meses, pero es un tema que tampoco conozco completamente como para opinar ni explicar mucho. Seguramente pensaréis que esta es la típica entrada defendiendo el feminismo, y por un lado me criticaran los tíos que crean que es una idiotez pensada por unas “feminazis”, y me criticará también la gente que piensa que esta no es mi lucha. Me da igual. 

Si ahora mismo habláramos de personas importantes en la política, seguramente por instinto nos vendrían Sánchez, Johnson, Casado, Biden o Macron, entre otros. ¿Os dais cuenta de algo? Todos son hombres. Si buscamos más profundamente, puede que esto no sea tan así. Todos estos hombres tienen una misma cosa en común, y no es su miembro entre las piernas -que también-; todos tienen a una mujer al lado que es casi tan o más importante que ellos mismos. 

Tal vez no serán las presidentas del gobierno, pero hoy en día, ellos, nuestros queridos presidentes, no serían nada sin ellas. Siempre ha sido así, pero en el 2021 ha llegado el momento en el que ellas puedan ocupar unos cargos acordes con su importancia. 

Angela, Kamala, Carmen, Christine, Ursula o Isabel, entre muchas otras, encabezan la lista de mujeres más poderosas en el espectro político. Estas mujeres han tenido toda su vida unos “huevos” muy grandes -porque la expresión tener un “coño” muy grande será lo igualitaria que queráis, pero suena como el culo (que de eso tenemos todos)- y han sido capaces de ponerse el mundo en su contra, hasta a sus padres seguramente, y llegar donde ellas querían llegar: a lo más alto del escalafón. O casi en lo más alto.

La más conocida y longeva en un cargo de presidencia, que se ha ganado y merecido día tras día, es nuestra Merkel. La alemana, que ya ronda los más de 65 años ha decidido poner un punto final a su mandato después de más de una década de gobierno. Si Thatcher fue la dama de hierro, ella ha sido la dama de Bronce, o de Zinc, o de cualquier metal que le queráis poner. Un hueso duro de roer que nos dio un susto a todos cuando hace un par de años empezó a temblar en uno de sus actos públicos.

De Kamala Harris solo importa decir que tiene el honor y privilegio de ser la primera vicepresidenta de color en la Casablanca de los Estados Unidos. Se lo come ella solita. Casi nada. En esto se puede parecer a España, país que tiene sus cargos vicepresidenciales cubiertos por 4 mujeres de formaciones muy diversas que ayudan al presidente más “bello” de la historia de nuestro país a llevar a la sociedad viento en popa. Una tarea que no es fácil.

Tenemos también a Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo; mujer cabal que ha tenido que lidiar con una de las mayores crisis de la historia y tirar “pa’ lante” arriesgándose a tener una deuda descomunal en los próximos años. Ella sí que ha invertido, y no los de los anuncios de Trade de Youtube. Otra mujer parecida a Lagarde (porque de verdad, se parecen un montón), es Ursula von der Leyen. Compatriota de Merkel y actual presidenta de la Comisión Europea; la pobre ha sufrido uno de los últimos casos de machismo en política durante su última visita a Turquía. A ella no le podían poner una silla como a los dos otros hombres, no. A ella la pusieron en un sofá al lado, y porque no tenían una alfombra al lado de la puerta para que se sentara en el suelo, que sino… Y luego, también tenemos a nuestra Isabel; la reina de Inglaterra. Que ya sé que pensabais que sería Ayuso, pero no. Nuestra reina favorita, y la del 80% de los ingleses que desde que nacieron ya la vieron gobernar. Vaya mujer. Está como una rosa la tía.

Todas estas mujeres han conseguido grandes cosas en un mundo machista, en un mundo muy competitivo y crítico… Han conseguido imponerse a un patriarcado del que eran cómplices hasta que se revelaron. Han conseguido imponerse también a unos medios que no les han dado el protagonismo que merecían. Se lo merecen todo, porque seguramente, sin ellas no estaríamos aquí. No nos podemos olvidar de otros nombres como Hillary, Michelle, Theresa, Eleanor, Soraya, de todo el resto de políticas, hasta de Federica Montseny, la primera mujer que dirigió un ministerio en España (encima, en 1936, así que telita). Todo esto, para que veáis que leyendo se aprende. ¡Que me digan que leer no sirve para una mierda! Leer el MARCA tal vez no, pero con mis entradas se os va a salir el conocimiento del cerebro, ya veréis. Notaréis como os pesa la cabeza y solo desearéis saber más y más. Es adictivo. Como espero que lo sean mis entradas para vosotros. 

Muchas gracias a todos. Estos últimos días las visitas están siendo increíbles y es todo gracias a vosotros, un día más; aunque yo entre varias veces para ver qué tal se ve… Ups. Lo siento.


9 de mayo de 2021

¿La responsabilidad pa' cuándo?

       *Ilustración de Emmanuel Merlotti (@emmanuelmerlotti)


¡Oye, que no me habían dicho a mi que el Covid había dejado de existir! Mira que todos los días estoy atento a las noticias, por si algún día dicen algo que no hayan repetido durante los últimos 365 días, pero eso no lo han comentado en ningún momento. Seguramente en ese instante debía estar comiendo y no me enteré, pero por lo que se vio ayer por la noche, seguro que ya hemos superado la pandemia. 

Si pensabais que no iba a escribir sobre esto, creo que no me conocéis muy bien. Últimamente me estoy aficionando a esto de la crítica, y no me está desagradando, al contrario. Eso sí, siempre con respeto -suerte que tengo a mi novia que lee las entradas antes de publicarlas y me hace de editora-. 

        23.59. Todo el mundo aguardaba. Un momento ansiado que hacía 6 meses que no ocurría. Parecíamos los de High School Musical a punto de empezar el verano. Los segundos pasaban lentamente y la gente solo quería que llegara esa hora donde el toque de queda quedara en el pasado; un pasado oscuro de nuestro país y de muchos otros por el que esperamos no tener que volver a pasar. 

El toque de queda y las restricciones nos han jodido a todos este año; a los que teníamos y tenemos una relación a distancia no nos han dejado vernos mucho; a los que les gusta salir de fiesta no han tenido sus discotecas abiertas; a los que les gusta ir a tomar una cerveza por la noche, sus bares estaban cerrados y el simple hecho de pasear por la calle solo, a las 2 de la mañana, estaba también prohibido. También os digo que a mi lo último no me mola, pero imagino que, entre 48 millones de españoles, alguno habrá que le guste pasear solo en la oscuridad de la noche. 

        00.00. La purga empezaba. La purga o la fiesta, depende de como se mire. También os digo que se veía venir, y que por eso muchos policías seguramente pensaron: “si tengo que multar, voy a tener que multar a 5000 personas, así que mejor pasamos”. Madrid, Salamanca, Andalucía, Barcelona… Todos estos sitios fueron Trending Topic en Twitter con el hastag #subnormales. Y tanto que lo somos. 

El día que Sánchez dijo que lo más probable es que el estado de alarma se suprimiera el día 9 de mayo, la gente ya vio la luz al final del túnel. Después de 1 año con medidas, algunas más buenas y otras que han sido una mierda, eso sabía a gloria. Sabía a como si el virus y toda la mierda que lo envuelve hubiera dejado de existir, pero en el fondo sabíamos que no es así. Ayer, una vez llegó la hora, la gente salió, evidentemente, en tromba a llenar las calles y hablar con su gente. Parecía que no se habían visto en 6 meses, y todo esto lo hacían sin mascarilla. Sol, la plaza mayor de Salamanca o la playa de la Barceloneta fueron los escenarios de este caos que todo el mundo podía prever y nadie pudo parar. 

        Hay que reconocer que la gente que salió es una infinita minoría de este país que se ha comportado ejemplarmente durante toda la pandemia. No porque yo diga esto, estoy generalizando a toda la gente de estas ciudades. Mi novia, muchos de mis amigos, mi familia, y mucha gente más, con muy buen criterio, decidieron quedarse en casa y un día más, resignarse a ver como la gente de siempre estropea lo que hemos tardado meses en conseguir. 

Aquí en Baleares vamos a seguir como estábamos: toque de queda a las 23.00, sin poder comer dentro de restaurantes y con reuniones de 6 personas. Nos reservamos para cuando vengan turistas; cómo no. Si hubiera podido, habría salido a la puerta de mi casa a la 1 de la mañana, solo para oler eso, para sentir cómo era estar fuera de tu casa por la noche, porque hace tanto que no me pasa que ya no sé ni lo que se siente. 

        Ahora nos quejaremos del Gobierno, de su mala gestión, de que no han hecho nada para prevenir esto. Y las comunidades también serán las primeras que lo hagan. Es verdad que el Gobierno ha sido un poco como Herodes: “yo me lavo las manos y vosotros ya decidiréis lo que hacéis con vuestra gente”. Y así ha sido como ha dejado a las comunidades huérfanas de una legislación que no se puede aplicar para controlar directamente la pandemia. Todos tendrán sus fallos, pero también os tengo que decir una cosa: gobernar un país donde hay gente tan gilipollas tiene que ser muy complicado eh. Tiene mucho mérito. 

Dentro de un par de semanas veremos que pasa. Si la cosa va mal, que esperemos que no, habrá gente que se quedará sin trabajo en un tiempo. Yo solo aviso. El que espera no quedarse sin trabajo soy yo, así que ya le podéis dar alguna visita a esto que estamos creando entre todos, y yo estaré muy contento. Sobre todo, pensad una cosa: responsabilidad y empatía, que nos queda poco.


8 de mayo de 2021

S'Abeurada. Descansi en pau (2021)

Cuando una persona que es estimada y querida fallece, siempre es conveniente que alguien diga unas palabras en su honor. Sea un familiar o conocido, es un momento que suele perdurar en la mente de los presentes para siempre. Este discurso, no siempre es fácil, al contrario, ya que, al ponerte en frente del atril, la pena y el dolor embriagan el momento para el que se decide a hablar, en este caso, un servidor. 

Encontrar las palabras adecuadas suele ser tarea complicada por mucho que el discurso se haya preparado, debido a la solemnidad del acto. Además, normalmente no contamos con mucho tiempo para poder pensar correctamente lo que queremos decir, porque suele ser raro saber que alguien se va a morir. No sé si soy la persona más adecuada para hacerlo o no, pero mi intención con todas estas palabras que me gustaría ahora poder pronunciar es poder recordar y honrar a alguien que nos ha dejado en las últimas semanas. Allá voy;

        “Queridos hermanos, hermanas, 

        Estamos hoy aquí reunidos para despedir a uno de los nuestros. S’Abeurada, como era conocida aquí en Menorca, era uno de los sitios más queridos por mis amigos y por mi. Fue un sitio que siempre nos trató como familia, un sitio que nos acogió y que nos hizo felices hasta el último día. Puede que no fuera el mejor sitio, ni el más limpio, ni siquiera era el sitio donde te trataban mejor, pero era nuestro sitio favorito. 

Si algo se quería celebrar de una manera correcta, esas mesas de madera vieja nos estaban esperando ya a todos para llenarse de hamburguesas y cerveza. No recuerdo cuando fue la primera vez que fui; era muy pequeño y me llevaron mis padres. No era un sitio muy conocido, y encima, estaba en una callejuela colindante a la plaza del Ayuntamiento, por lo que no era un restaurante de gran atractivo turístico. Entrabas y lo que te podía sorprender de primeras era su casi total oscuridad, como si el lugar quisiera esconder algo. Ese ambiente misterioso, hasta un cierto punto, aterrador, tenía su gracia cuando veías que en cada mesa había un botellín de las mejores cervezas del mundo con una vela que se iba consumiendo con el tiempo que tardabas en cenar. 

Después de regalarme esos momentos de infancia que de vez en cuando recuerdas, ese sitio maravilloso cerró sus puertas. No recuerdo si por traspaso o porque durante un tiempo yo no fui, pero la cuestión es que estuve años en volver a pisar su suelo. Luego, ya no volví hasta bachillerato, y fue por una simple coincidencia. En esos años conocí a los que ahora son mis amigos, mi segunda familia, y el que se convirtió en nuestro lugar de reunión cuando no quedábamos en una de las casas, fue s’Abeurada. Era nuestro local de confianza. Nuestra fortaleza.

No había dejado de ser esa cueva oscura que recordaba de años anteriores, y el polvo predominaba aún sobre las mesas. Eso sí, el bar seguía siendo el paraíso de los cerveceros, ya que tenía de todo: Coronitas, Desperados, Estrellas Galicia, cervezas menorquinas, suecas, alemanas, belgas… Todo lo que os queráis imaginar. Tal vez si pedíais alguna rara, tipo cervezas chinas, no la tenían. ¿Pero quién cojones se va a pedir una china, por favor? Las típicas, que eran las importantes, las tenían siempre. 

Pero todos sabemos por qué íbamos a s’Abeurada. Y no era por las cervezas, o por el sentimiento acogedor que te recorría el cuerpo al entrar. No. Sino sus patatas. ¡Qué patatas, por dios! ¡Cómo las voy a echar de menos! No sabéis lo que era eso, de verdad. Eran tal barbaridad que no se podían considerar patatas, y estaréis todos de acuerdo. Al sentarte en la mesa ya estabas esperando que te trajeran ese bol lleno de patatas con calamares, salchichas, croquetas y esa salsa rebosante. Picaban como ningunas otras, pero daba gusto ver como el plato se iba vaciando y tu tripa llenándose. Se me hace imposible decir estas palabras sin que no se me caiga la baba, pero por respeto me voy a controlar. Sus hamburguesas también valían la pena, aunque nada era igualable a esas patatas. Tanto la Guapa, como la Padilla, s’Abeurada o la Texana tenían ese algo que decías: “¡dios, por qué no vengo yo más por aquí!”. Tal vez no te la terminabas, pero todos hacíamos ese esfuerzo, aunque reventáramos por dentro. 

Y llegó el confinamiento. Si ella estaba herida, eso la terminó de joder. Cuando el virus tenía que durar 15 días les dije a mis padres que volvería para ir a cenar allí en cuanto saliéramos. Evidentemente, no pude. Tuve que esperar a verano para poder pasarme por allí un día, ese último día. Un último día sin saber que sería ese, el último. Lo disfruté como un niño. 

Y aquí estamos hoy, despidiéndote como te mereces. Como te habrías merecido siempre. Sabemos que no has sido suficientemente valorada. Tal vez no eras ni el mejor sitio, ni el más limpio, ni donde no te morías de calor, pero siempre estarás en nuestros corazones. No te olvides. Has sido lo que Bale fue en el Madrid; lo que fue Van Gogh durante su vida, o lo que Bécquer ha sido a la escritura. En resumen, has sido ese genio que no ha comprendido nadie en vida. Nos daremos cuenta de que nos faltas, seguro. Hoy, todos, rezamos por ti. Os pediría a todos que hiciéramos un minuto de silencio. 

(…)

Amén.”


5 de mayo de 2021

Unas elecciones a vida o muerte

El 10 de marzo, pasadas escasas horas de la mañana, Ayuso sorprendía a la sociedad madrileña (y a la que no lo es), con una anticipación de las elecciones provocada por sendas mociones presentadas en Castilla y León y Murcia. En ese momento, nadie esperaba todo lo que iba a desencadenar esa decisión. 

Ciudadanos, un partido que ahora mismo, después del horroroso resultado en las elecciones de ayer, no va a volver a levantar cabeza, decidió aliarse con la izquierda para intentar salvarse el pescuezo. La gobernanta de Madrid, viendo que podía quedarse sin curro y sin gobierno si alguna moción fructificaba, decidió convocar unas elecciones, algo que se veía totalmente innecesario, y menos cuando su mandato acababa de arrancar. Una vez ya redactada el acta de convocatoria, los partidos de la izquierda intentaron frenar esa maniobra con otras mociones de censura, esta vez al gobierno de Ayuso. Fue algo así como cuando te has manchado e intentas quitar la mancha con el dedo, pero ya es demasiado tarde porque el kétchup ha calado en tu camiseta.

En medio de todo ese embrollo, Ayuso, poco a poco se postuló como una de las favoritas a ganar las elecciones que aún no eran 100% seguras. Como hemos dicho, la izquierda había mantenido sus mociones, que fueron denegadas, y se dio luz verde a unas elecciones que se vaticinaban, cruciales. Muy polémicas, como las de Cataluña en su momento, pero cruciales. 

La izquierda, viendo lo que se venía, intentó unir fuerzas para parar a ese “tiburón” que prometía ser la líder del partido popular en Madrid. Pablo Iglesias, que había conseguido entrar en el gobierno después de estar años intentándolo, decidió que eso no era suficiente y pensó que era el elegido que guiaría al pueblo de Madrid hacia un gobierno progresista de izquierdas. Al menos, su partido no moriría tan rápido. Por el contrario, Sánchez eligió, seguramente, a la persona más capaz y correcta, pero a la menos adecuada para ser la cara visible de un partido socialista, que, viendo el resultado, se ha dado un batacazo. Una persona que se considera sosa a ella misma no puede estar en un debate con gente que se va a insultar todo el rato, por muy listo que sea. Que lo es. Y luego, por otro lado tenemos a Mónica García, que merece mención aparte. 

Y así empezó la campaña. Una campaña bronca, muy discutida, con muchos insultos y con demasiado protagonismo en los medios. Imagino que por todo lo que puede acarrear a nivel nacional, aunque esto no sé a quién podía beneficiar más. El notición vino cuando Pablo Iglesias tuvo que dejar el cargo antes de lo previsto, imagino que algo con lo que no contaba, igual que con la negativa del partido al que podía intentar engatusar. El partido de Mónica García le plantó un NO en su cara. Un no de esos de los de No es No. Por que no tocaba. Por que Mónica García se valía sola. Por que ella, y su puesta en escena, han sido una de las vencedoras de la noche. Médica, con temple, capacidad para hablar, inteligencia, y visión, algo que otros no tenían. Esperemos que le vaya bien en la oposición, porque se lo ha ganado. 

Al final, después de un récord en participación casi histórico, ha ganado Ayuso, un personaje curioso en la historia de la ciudad que seguramente sea recordado dentro de muchos años; heredera, a su manera, del trono que dejó Esperanza Aguirre. Por que su manera de gobernar no ha sido la del PP de toda la vida. Ella lo ha hecho a la ayuso, algo que ha gustado bastante a la gente, y más en un tiempo de pandemia en el que el gobierno central se ha creado sus propios “haters”. La madrileña siempre ha tenido sus detractores, y es cierto que hablando puede pecar a veces de inexperiencia. O de un pensamiento hasta demasiado tradicional, pero ese cariño que le tiene a Madrid y a toda su gente es lo que la hace una presidenta al agrado de la mayoría de sus ciudadanos. Por esta razón, Casado, no la puedes sacar de ahí. Porque ahí puede triunfar, pero fuera puede ser demasiado de derecha para lo que tiene que buscar el partido. 

Mañana, es decir, hoy, todos los partidos ganarán. Bueno, todos, o casi todos. Por un lado, tenemos al PP, que evidentemente ha ganado las elecciones; Más Madrid, que al final ha dado el “sorpasso” y se convierte en líder de la oposición; el PSOE, porque siguen empatados con la primera fuerza de la izquierda; VOX, que no merece mucha mención, porque ha sumado un escaño más en sus filas (el número 13 estará contento); Podemos, porque ha aumentado el número de votos. Hasta Ciudadanos, que así tiene vacaciones hasta las generales -o ni eso, que a estos les quedan cuatro telediarios-. 

En definitiva, ha ganado el PP, pero Madrid no es España, no se engañen. Ganar una batalla no significa ganar la guerra, pero se entrevé el camino que se quiere seguir. Veremos cómo sigue esto (en Galicia ha funcionado, en Madrid también. Falta ver Andalucía). Se tiene que reconocer también, que la imagen de calle Génova no es buena, y eso refuerza la idea de que a los “cayetanos” se les permita todo. Si estáis en el gobierno, mirad para que estas cosas no pasen. Por vuestro bien, y por el de todos, que es muy fácil quejarse y a los 5 minutos hacer algo distinto. Y sino, que se lo digan al presidente del gobierno de ahora, o a cualquiera, que todos tienen lo suyo. 

Por cierto, noticia de última hora. ¿Alguien sabe dónde está Edmundo Bal? Por que la última vez que se le vio fue hace un par de meses cuando estaba en el gobierno. Es así como mayorcito, delgado, metro ochenta, moreno… Ah, seguramente esté con Iglesias en su nuevo programa de televisión. Como decía que era tan importante la política, tal vez se le ha olvidado ya. Y hasta aquí mi entrada; para más información, encended la tele y en la Sexta encontraréis seguramente a Ferreras que sigue hablando.

 

2 de mayo de 2021

Mamma mia. Madres como la mía, ninguna.

2 de mayo. Llego a escribir la entrada ayer y habría coincidido con uno de los días más importantes para los trabajadores. Al menos para los trabajadores del siglo XX, porque ahora mismo es un día sin más. Los cambios necesarios en ese momento ya se hicieron, aunque siempre está bien manifestarse contra algo en lo que siempre habrá alguna injusticia. Y más cuando se depende de alguien “superior”.

        Pero hoy ya no es el día del trabajador, aunque tampoco es que lo disfrutáramos mucho ayer, porque era sábado y no teníamos trabajo. Encima llovía. Hoy es domingo (día del señor), pero por encima de todo, es el día de la madre. De todas las madres. De la mía en concreto. 

Nunca te he dedicado una entrada, porque creo que sabes lo que ya pienso de ti. De todo lo que eres para mí. Siempre nos han dicho que nos parecíamos mucho; de pequeño se ve que era clavado a ti, aunque ahora mi parecido sea con papá, o eso dice la gente.

        No me acuerdo mucho de como eras cuando yo era pequeño, pero si por un momento fuiste la mitad de cariñosa y buena que ahora, creo que puedo decir que mi infancia ha sido la mejor. Es verdad que con el tiempo hemos tenido nuestros más y nuestros menos, sobretodo porque nos parecemos un montón, pero eso es nada comparado con todos los buenos momentos que hemos podido vivir. 

Siempre podré decir que he tenido la suerte de que mis padres me han venido a ver a todos los conciertos que he hecho (que han sido muchos), me habéis comprado todos los instrumentos musicales que he necesitado; hemos viajado mucho, dentro de España y alguna vez, fuera; hemos ido a jugar a futbol y baloncesto juntos; hemos hecho excursiones; viniste a Madrid cuando estaba estudiando ahí; nos habéis comprado la ropa y las cosas que queríamos; siempre hemos tenido un plato en la mesa de lo que quisiéramos y nos hemos ido también a cenar por ahí a sitios guays.

        Has sido siempre mi consejera. Amigos puedes tener muchos, pero consejeros como tu madre, normalmente hay pocos. Siempre he sentido que puedo hablar contigo de todo lo que necesito, y eso hay poca gente que lo pueda decir a mi edad. Me has apoyado siempre en todas las locuras que he querido hacer y también habéis sabido bajarme del burro cuando la locura era demasiado gorda. Has sido mi Banco de España, la chacha de mi hotel (eso dices tú, a ver si me van a tildar ahora de machista), nuestra cocinera más guapa, nuestra cuidadora, nuestra taxista y nuestra psicóloga cuando más lo necesitábamos. Porque ha habido veces que estábamos mal y un abrazo tuyo siempre ha ayudado. 

Siempre te daré las gracias por todas estas cosas, pero si hay una sobre la que no puedo estar más orgulloso, es que, por encima de todo, has sido nuestra madre. Y no una madre normal. Una con mayúsculas, sí. Una MADRE. Porque una madre tiene que ser una amiga, pero también tiene que saber decirte algo cuando lo estás haciendo mal. Porque una madre tiene que estar allí, pero tú no te has ido de allí. Porque una madre tiene que ayudarte, pero tú nos has salvado alguna vez. 

        Aunque haya veces que no estemos de acuerdo, siempre te voy a querer. Por algo eres mi madre. Sé que a la familia no se la escoge, y en eso nosotros sabemos bastante, pero no cambiaría a la mía por nada, y menos siendo tú. Contigo, hasta el fin del mundo. No lo dudes. Porque madres habrá muchas, pero como la mía, ninguna. 

Te quiero mamá.